Por Leopoldo Pulgar – La Nación.- El circo-teatro chileno existe. Basta ver “Circo al sur” y su marcha por la ondulada geografía de Chiloé a través de un espectáculo, basado en un concepto circense moderno que propone vínculos con el arte teatral.
Cuatro artistas formados en la Escuela de Artes del Circo del Mundo-Chile lograron un gran resultado en su primera temporada. Inspirados en leyendas sureñas, suman ingenio, poesía, humor, capacidad interpretativa, fluidez coreográfica y manejo de técnicas circenses (malabares, trapecio, telas, equilibrio). El espectador verá sobre el escenario el esqueleto de botes, construidos con bastones y a pescadores que enfrentan olas embravecidas. A través de este viaje se modela una geografía dura que acoge a hombres y mujeres voluntariosos.
El sentido lúdico nunca se pierde en esta producción. Así, los hombres de mar transforman las clavas en peces que intentan escapar de las redes, mientras ejecutan malabares haciendo equilibrio en el cable; o ya en tierra, arman la tradicional pichanga con la ayuda del público.
El sentido teatral en esta experiencia circense se manifiesta tanto en el conjunto como en los segmentos del espectáculo. Al tiempo que se narran diversas historias, son redescubiertos los amplios espacios de este territorio y se respira aire puro al ritmo del gran despliegue físico del elenco y, sobre todo, por su profundo sentido humano.